Hay historias que circulan por rincones de la memoria colectiva, anécdotas de las que todos han escuchado una versión, como si estuvieran suspendidas en el aire. Esta me la contó una vecina de Madrid, María. Me la narraba con ligereza, como se cuentan los chismes. Supe que lo que me contaba era real porque cuando era una niña ya era una leyenda sonada en mi ciudad, pero una leyenda basada en hechos reales y de primera página del periódico local. Así fue como conocí —por primera vez al completo— la historia de estos dos hermanos. Dos vidas trenzadas por azares incomprensibles.
El primer hermano era joven cuando le ocurrió algo que sacude pueblos. Sucedió en una tarde de tormenta; él se encontraba solo en la era, lejos de toda compañía humana. Sin aviso previo, el cielo abrió sus fauces de pronto y dejó caer sobre él un rayo. La descarga lo atravesó y electrificó sus entrañas. ‘Le entró por la cabeza y le salió por le pie’, era lo que él contaba. Podría haber muerto ahí mismo pero, en lugar de eso, tan solo quedó semiconsciente, inmóvil, como si el rayo lo hubiera visitado para recordarle su vulnerabilidad. Los médicos lo revisaron buscando algún rastro de daño interno, pero no hallaron nada más que una nada grave quemadura en el cogote. Como el Coyote, en un capítulo de Looney Tunes. Y como si el mismo destino se hubiera arrepentido en el último instante. Era un hecho incomprensible, un golpe de suerte tan inaudito que parecía contener trampa: una vida librada al azar.
En otro momento, muchos años después, el segundo hermano viajaba en coche con su mujer. Era un viaje rutinario, uno de esos en los que uno, por costumbre, se siente invulnerable. Pero en una fracción de segundo el vehículo se salió de la carretera. Ella murió en el acto; y él, aunque gravemente herido, permaneció consciente, atrapado entre los restos.
Llegaron los servicios de emergencia y, entre dolor y confusión, lo subieron a una ambulancia. Era una promesa de vida, un aliento, la posibilidad de una recuperación. Pero el destino, tantas veces irónico, tenía otros planes. En el camino al hospital, la ambulancia que lo transportaba a su Segunda Oportunidad sufrió un accidente, un segundo accidente, y aquel hombre murió, como si el destino estuviera bromeando, arrancándole la vida justo en el momento en que parecía haberse salvado.
Esta es la historia que me contaba María; inconclusa, sin moraleja. Es una tarea infructuosa la de reflexionar sobre los designios del azar. Las revelaciones tienen que llegar solas, sin rumiar, como un rayo que te entra por la cabeza y te sale por el pie. Dos hermanos; uno castigado por el cielo para ser perdonado, otro arrastrado a la muerte en el vehículo de su salvación. Y así, el azar juega a los dados.


Introducción a la Fortuna
Es una tarea infructuosa la de reflexionar sobre los designios del azar, decía. Pero me encanta entretenerme en estériles haceres. Reflexionemos entonces.
La mayoría de las personas tiende a ver la suerte de manera binaria: En la vida puede tocarte tener buena o mala suerte, como tirar una moneda. Este enfoque, aunque reconfortante por su simplicidad, nos deja en una posición del todo pasiva. Se piensa en la suerte como algo que ‘nos sucede’, fuera de nuestro control; y generalmente es verdad, pero existen formas de tener agencia en nuestra propia fortuna. Si vemos la suerte solo como un azar incontrolable, quedamos a merced de eventos fuera de nuestras manos. Pero, ¿y si hubiera más dimensiones de la suerte, dimensiones en las que poder intervenir activamente en nuestro destino?
La idea de suerte activa nace de la teoría del "Luck Surface Area" (Superficie de Suerte), propuesta por Jason Roberts. Este modelo ofrece una perspectiva mucho más rica y práctica: la suerte no solo nos ocurre, sino que podemos crearla. Aumentar nuestra superficie de suerte implica hacer más, compartir más y ser más nosotros para exponernos a más posibilidades.
Cuatro tipos, cuatro hojas 🍀
En 1978 el neurólogo y filósofo James Austin escribió ’Chase, Chance, and Creativity’. El libro descompone la suerte en cuatro tipos diferentes. Austin logra conectar lo abstracto del azar con lo tangible del esfuerzo y carácter humano, ofreciendo una perspectiva sobre cómo nuestras acciones y el entorno se entrelazan para dar forma a las oportunidades.
✶ Suerte I
El primer tipo, y más puro, es la suerte ciega, completamente independiente de nuestras acciones, esfuerzo o preparación. Lo que a veces llamamos “estar en el lugar adecuado en el momento adecuado”. Es la suerte que ocurre por completo fuera de nuestro control: encontrar un billete de cincuenta euros en la calle o sobrevivir a un rayo mortal. No funciona con lógica; simplemente sucede.
Aunque no podamos controlarla, sí podemos aprender de ella que nuestra realidad se rige de forma caótica y lo inesperado puede irrumpir en cualquier momento. Debemos abrazar la flexibilidad, aceptar que no todo está en nuestras manos y tolerar lo impredecible.
✶ Suerte II
El segundo tipo de suerte comienza a introducir nuestra agencia en el proceso: es la que surge de nuestra disposición a actuar, a movernos, a experimentar; ya que al hacerlo aumentamos nuestra ‘luck surface area’ multiplicando las oportunidades.
“Keep on going and chances are you will stumble on something, perhaps when you are least expecting it. I have never heard of anyone stumbling on something sitting down.”
— Charles Kettering
El libro señala la diferencia entre movimiento y progreso, entre zascandilear y avanzar hacia delante. No siempre puede saberse a priori si el movimiento va a traer progreso, sin embargo el progreso siempre requiere de habernos movido. Imagina que quieres encontrar un novio, un novio que trabaje en Finance, blue eyes, 6’4’’, trust fund. No sabes de primeras si vas a cumplir tu misión de amor por acudir todos los días al distrito financiero, pero definitivamente cuanto más lo regentes mayor exposición tendrás a que uno de ellos se fije en ti y se prenda la llama.
Este tipo de suerte se da cuando nos lanzamos a buscar algo sin saber lo que encontraremos, pero con la curiosidad y disposición de ‘put ourselves out there’ y generar situaciones que aumenten la probabilidad de que lo inesperado suceda.


✶ Suerte III
Esta tercera suerte es una fórmula conformada por una mezcla de suerte ciega junto a nuestra percepción y preparación previas. Requiere de una mente abierta y atenta, una sensibilidad especial capaz de ver conexiones y conectar puntos, ser receptivo a las posibilidades que otros pasan por alto. Como si desarrolláramos un sexto sentido a las oportunidades. Tiene que darse un elemento de azar, para que nuestra psique, previamente preparada, pueda identificarlo como oportunidad y aprovechar esa suerte cuando se presenta.
'Chance favors the prepared mind’.
— Louis Pasteur
Es decir, no es solo que algo afortunado ocurra, sino que el sujeto afortunado sea capaz de captar la oportunidad y transformarla en algo significativo. El azar se convierte en una herramienta que solo puede ser dominada si la mente está suficientemente preparada para verlo.
✶ Suerte IV
A este último tipo de suerte he querido llamarla ‘suerte gravitacional’. Radica en nuestro uniqueness, nuestra forma personal de habitar el mundo y actuar en él. Cuando nuestras elecciones y pasiones idiosincráticas se cruzan con el azar generan milagros.
Es por eso tan importante ser completamente nosotros mismos, de forma brutalmente honesta, sin pretender ajustarnos al molde ficticio que Las Voces nos susurran necesitar para nuestros propósitos. La suerte favorece a las personas que, al actuar según sus propias inclinaciones, intereses y excentricidades, terminan encontrando soluciones que otros no podrían ver, rellenando huecos que otros no podrían ocupar. Generando un campo de atracción gravitacional. Esta suerte llega cuando estamos profundamente inmersos en nuestras pasiones, algo tan peculiar y singular que es difícil de replicar. La suerte aquí no se basa tanto en una habilidad intelectual o en el mero movimiento, sino en cómo nuestra forma única de vivir y pensar interactúa con el mundo y lo transforma.
✶ Lucky Tips ✶
Tal y como hemos extensamente hablado previamente, aunque la suerte a menudo parece un capricho del azar, existen formas prácticas de crear precondiciones para que esta se manifieste en nuestras vidas.
Pro Tip: Just Be Lucky.
✶ 1. Muévete
Experimenta, prueba cosas nuevas y multiplica tus oportunidades. Cuanto más te muevas, más posibilidades tendrás de tropezar con algo valioso. Cuantas más veces tires los dados mayor será la probabilidad de que salga el número que quieres. Sal fuera, explora, participa en actividades, habla con desconocidos, haz preguntas, zascandilea.
✶ 2. Sé curioso
Aprende por el placer de aprender, no solo por resolver problemas inmediatos. Una mente curiosa no solo se topa con oportunidades, sino también sabe reconocerlas porque tiene las herramientas necesarias para conectar ideas aparentemente inconexas. Cuanto más sepas, más conexiones podrás hacer y mayor será el arsenal de ideas listas para usarse en el momento preciso.
✶ 3. Encuentra patrones
La suerte muchas veces surge cuando logramos unir piezas aparentemente dispersas de nuestras experiencias pasadas y aquello por lo que nos hemos interesado. En este punto es de gran ayuda ser un buen archivista, apunta en una base de datos todas las ideas que te interesan divididas por temáticas para poder crear dichas conexiones cuando llegue el momento. Como siempre repito: Crea tu propio Second Brain, un sistema de organización personal que sirve para recopilar y acceder fácilmente a información, ideas y recursos cuando se necesiten, liberando así a la mente del esfuerzo (infructuoso) de recordar todos esos datos.
✶ 4. Conecta con tu intuición
La intuición es una herramienta poderosa para detectar las oportunidades que tu lógica aún no ha procesado. Escucha a tu cuerpo, detecta lo que sientes y explóralo. La intuición florece a la luz de conexiones inesperadas.
✶ 5. Construye tu singularidad
”Solo sé tu mismo”, diría una dulce madre a su adolescente en una coming-of-age movie de los 2000. ¡Y tenían razón! Desarrolla una perspectiva personal, un enfoque singular, un estilo de vida e intereses excéntricos. Aprovecha esas características que te hacen especial; son lo que te permite ver oportunidades que otros quizá pasen por alto y lo que genera la exclusividad que haga que seas el único al que se puede recurrir para una concreta misión. Vive cada día como si James Bond solo pudiera visitarte a ti para requerir de tus servicios y tuviera además que pedirlo por favor.
✶ 6. Trabaja tu excelencia
Como decía antes, una mente preparada es terreno fértil para la suerte. Dedica tiempo a ser muy bueno en algo que te apasione de modo que cuando aparezca una oportunidad, estés listo para aprovecharla. La pasión genera momentum, y el momentum atrae lo inesperado. Si le dedicas horas a algo la suerte te encontrará trabajando. Yada yada Einstein dixit… Que la inspiración te pille con las manos en la masa.
✶ 7. Sé generoso, sé amable, todo vuelve
En mi humilde opinión, no hay nada que genere más suerte que nuestras relaciones sociales. Conoces a alguien y ese alguien trabaja en la empresa para la que llevas meses enviando un cv y está dispuesto a recomendarte. Conoces a alguien y ese alguien conoce a alguien que tiene interés en subvencionar una idea de negocio como esa en la que estás trabajando. Conoces a alguien y ese alguien conoce a alguien que va a dejar un piso en Madrid con alquiler de renta antigua y necesita un nuevo inquilino al que pasarle el relevo. Si eres agradable y generoso, los demás estarán encantados de reciprocar tu actitud. Sé el alguien de ese alguien y go out of your way para ayudar a los demás. Be nice so others want to be nice to you.
✶ 8. Pide por esa boquita
A lo largo de mi vida me he dado cuenta de que a la gente le encanta ayudar. No a toda la gente, pero sí a la mayoría. Siempre me ha dado pudor necesitar de los demás y depender de los otros en mi misión, interrumpir sus vidas para dedicarme su tiempo. Sin embargo, cuando alguien me pide ayuda o necesita de mi colaboración, me inunda el más chispeante gozo de poder hacer por ellos, de que esté en mi mano aligerar sus vidas. Y como ninguna experiencia es personal, sé que otros lo sienten igual que yo. Pide ayuda, consejo, colaboración. Sé claro y preciso en tus peticiones y necesidades para facilitar a otros el poder ayudarte.
✶ 9. Prophetic Perfect Tense: Habla de lo que quieres como si ya lo tuvieras
El Prophetic Perfect Tense —Pretérito Perfecto Profético en español, que me encantan las aliteraciones— es una herramienta mental que consiste en hablar de tus aspiraciones en un tiempo verbal que las presenta como ya logradas, describiendo un recuerdo en lugar de expresar una intención futura. Nada nuevo para mis manifesting babes, aunque sí más pedante. Este enfoque refuerza tu confianza e influye, o eso quiero pensar (y por tanto es verdad), en cómo los demás perciben tus capacidades.
✶ 10. Por último, y sobre todo:
Así que ahí lo llevas. Reap and Sow. Alea iacta est, o lo que sea. Ciao, Bonne Chance y Muac
Girl Pope ✶
Con raíz dicen que da mas suerte todavía. Esto ha llegado justo en el momento que tenía que llegarme, quizás la suerte ya estaba de mi lado o simplemente me ha pillado trabajando. Brutal Gala
Gracias